El objetivo principal de la seguridad de los datos es defenderse del creciente espectro actual de ciberamenazas, como el ransomware, el malware, las amenazas internas y los errores humanos, sin dejar de permitir un uso seguro y eficaz de los datos.
Lograr este objetivo implica múltiples capas de defensas. Técnicas como el enmascaramiento de datos y el cifrado ayudan a proteger la información confidencial, mientras que los controles de acceso y los protocolos de autenticación garantizan que solo los usuarios autorizados puedan interactuar con ella.
Juntas, estas medidas forman la columna vertebral de estrategias más amplias de seguridad de la información (InfoSec). Ayudan a las organizaciones a reducir el riesgo al tiempo que mantienen un acceso seguro y fiable a los datos confidenciales. Las estrategias modernas de seguridad de datos se basan en esta base con capacidades como la monitorización en tiempo real y las herramientas de seguridad automatizadas.
Aunque están profundamente interconectados, la seguridad de datos y la protección de datos son conceptos distintos.
La seguridad de datos se centra en cómo se protegen los datos confidenciales mediante firewalls, prevención de pérdida de datos (DLP) y protocolos de cifrado y autenticación. La protección de datos, por otro lado, aborda cómo se recopilan, almacenan, procesan y comparten esos datos.
Las regulaciones de protección, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la California Consumer Privacy Act (CCPA), exigen transparencia en el uso que las organizaciones hacen de los datos personales y otorgar a las personas derechos sobre su información. Las medidas de seguridad de datos respaldan estos requisitos al garantizar que solo los usuarios autorizados puedan acceder a la información de identificación personal (PII) y que estos datos se procesen de manera segura y conforme a la normativa.
En resumen: la seguridad de datos protege los datos; la protección de datos rige su uso.
La transformación digital sigue haciendo evolucionar a las organizaciones, que ahora generan, gestionan y almacenan volúmenes masivos de datos en sistemas dispersos y entornos de nube. Cada día se generan más de 402,74 millones de terabytes de datos, y solo en Estados Unidos se encuentran más de 2700 centros de datos.
Los datos confidenciales, como la propiedad intelectual y la PII, ahora se distribuyen en una amplia gama de endpoints, aplicaciones, ordenadores portátiles y plataformas en la nube. Los entornos informáticos actuales son más complejos que nunca y abarcan nubes públicas, centros de datos empresariales y dispositivos periféricos como sensores, robots y servidores remotos del Internet de las cosas (IoT). Esta dispersión aumenta la superficie de ataque y aumenta el riesgo de incidentes de seguridad.
No proteger los datos puede resultar costoso, incluidas las vulneraciones de datos, las pérdidas financieras, los daños a la reputación y el incumplimiento de un número creciente de leyes de protección de datos. De hecho, los datos de 2025 muestran que el coste medio mundial de una vulneración de datos es de 4,4 millones de dólares.
Regulaciones como el RGPD y la CCPA imponen requisitos estrictos sobre cómo las empresas almacenan, transmiten y protegen los datos personales. Estos marcos se suman a las normas vigentes desde hace tiempo., como la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médico (HIPAA), que protege los historiales médicos electrónicos, y el cumplimiento de la Ley Sarbanes-Oxley (SOX), que rige la información financiera y los controles internos.
Una seguridad de datos sólida no solo garantiza el cumplimiento normativo, sino que refuerza los esfuerzos generales en materia de ciberseguridad. Una posición de seguridad sólida, respaldada por tecnologías como la verificación biométrica, la autenticación multifactor (MFA) y la monitorización automatizada, ayuda a fomentar el gobierno de datos y a fomentar la confianza de los clientes. Cuando se gestiona correctamente, el acceso a datos asegura que los datos confidenciales se utilicen de manera responsable, minimizando la posibilidad de una vulneración o un uso indebido.
Los datos de una organización son vulnerables a una variedad de amenazas de seguridad, muchas de las cuales explotan el comportamiento humano, configuraciones incorrectas del sistema o endpoints pasados por alto. Algunos ejemplos destacados incluyen:
Estas amenazas dejan clara la necesidad de una gestión de riesgos proactiva y de una estrategia de defensa en capas que combine detección, prevención y corrección.
Las organizaciones utilizan una amplia gama de medidas de seguridad de datos para proteger la información confidencial a lo largo de su ciclo de vida, que incluyen:
El cifrado utiliza algoritmos para convertir datos legibles (texto plano) en un formato ilegible (texto cifrado). Protege los datos confidenciales tanto en tránsito como en reposo. Las herramientas de seguridad para el cifrado suelen incluir capacidades de gestión de claves y controles de descifrado para garantizar que solo los usuarios autorizados puedan acceder a la información.
La eliminación segura garantiza que los datos se sobrescriban por completo y sean irrecuperables, especialmente cuando se retiran los dispositivos de almacenamiento. Esta técnica es más exhaustiva que el borrado básico de datos y ayuda a evitar el acceso no autorizado después de su eliminación.
El enmascaramiento de datos oculta elementos de datos confidenciales, como PII o números de tarjetas de crédito, reemplazándolos con datos ficticios pero estructuralmente similares. Esto permite a los desarrolladores y evaluadores trabajar con conjuntos de datos similares a los de producción sin violar las regulaciones de privacidad.
Las medidas de resiliencia de datos respaldan la capacidad de una organización para recuperarse rápidamente de incidentes, ya sean ciberataques, fallos de hardware o desastres naturales. Garantizar la disponibilidad y la redundancia de las copias de seguridad es clave para minimizar el tiempo de inactividad.
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Las organizaciones modernas necesitan herramientas de seguridad escalables y adaptables que puedan proteger los datos en la nube, en las instalaciones y los endpoints, que incluyen:
Estas herramientas localizan y etiquetan automáticamente datos confidenciales en repositorios estructurados y no estructurados, como almacenes de datos y data lakes. Al identificar dónde residen los datos de los clientes, la propiedad intelectual o los archivos confidenciales, las organizaciones pueden priorizar los esfuerzos de corrección y aplicar medidas de seguridad de datos personalizadas.
Estos procesos rastrean quién accede a los archivos, cómo se mueven los datos y cuándo ocurren anomalías. Los equipos de seguridad pueden detectar patrones anormales, como descargas grandes, eliminaciones o transferencias de datos inesperadas, y activar alertas en tiempo real para su investigación.
Estas herramientas escanean la infraestructura y las aplicaciones para identificar el software anticuado, los controles de acceso débiles o los errores de configuración. Los conocimientos priorizados permiten a los equipos de TI y seguridad abordar las vulnerabilidades antes de que los hackers o los ciberdelincuentes las exploten.
Estas plataformas de seguridad respaldan la preparación para auditorías y generan documentación alineada con marcos como RGPD, HIPAA, PCI DSS y otros requisitos de cumplimiento normativo. Estos informes agilizan las reseñas y reducen la carga de los equipos de cumplimiento.
DSPM proporciona paneles de control en tiempo real y monitorización continua de datos invisibles, brechas de configuración e intentos de acceso no autorizados. También permite a las organizaciones afinar su posición de seguridad e implementar estrategias de seguridad de datos basadas en el riesgo en todos sus entornos.
Una estrategia sólida de seguridad de datos integra las tecnologías de seguridad con los procesos organizativos, e incorpora la seguridad de la información en los flujos de trabajo diarios. Los elementos de una estrategia eficaz de seguridad de datos incluyen:
Las organizaciones a menudo necesitan proteger tanto los activos digitales como los físicos. Ya sea que se trate de operar un centro de datos o de respaldar las prácticas de bring your own device (BYOD), es importante que las instalaciones estén protegidas contra intrusiones y equipadas con medidas de protección ambiental, como sistemas de extinción de incendios y control de temperatura.
En el X-Force 2025 Threat Intelligence Index de IBM se descubrió que los ataques basados en la identidad representan el 30 % del total de intrusiones. El principio de privilegio mínimo (otorgar a los usuarios solo el acceso necesario para realizar sus funciones laborales) se aplica comúnmente en todos los sistemas para ayudar a limitar el acceso en función de las funciones de los usuarios. Las revisiones periódicas de los permisos también pueden ayudar a reducir el riesgo de pérdida de privilegios.
Las aplicaciones vulnerables pueden presentar un objetivo atractivo para los atacantes: el 25 % de los ataques explotan aplicaciones orientadas al público. Mantener las aplicaciones actualizadas e incorporar prácticas de desarrollo seguras puede reducir la exposición a exploits conocidos y amenazas emergentes.
Las estrategias de data backup suelen incluir copias distribuidas geográficamente e intencionalmente redundantes. El cifrado también se puede utilizar para proteger los datos de copia de seguridad, y los protocolos de recuperación suelen someterse a pruebas para garantizar su resiliencia ante ataques de ransomware o desastres naturales.
Los seres humanos pueden representar un factor de riesgo importante en cualquier estrategia de seguridad. Muchas organizaciones incorporan formación sobre la suplantación de identidad, el uso de la MFA, la protección de datos y el uso seguro de los dispositivos móviles y las aplicaciones para ayudar a reducir la probabilidad de ingeniería social y error humano.
Un enfoque integral de la seguridad en la nube puede incluir la monitorización y la gestión de endpoints, como ordenadores portátiles y dispositivos móviles. Las herramientas de prevención de pérdida de datos (DLP), los firewalls y el software antivirus se pueden utilizar para proteger la información confidencial en tiempo real.
El entorno normativo mundial sigue evolucionando a medida que los datos se vuelven más críticos para las operaciones comerciales (y más valiosos para los ciberdelincuentes). Los principales marcos incluyen:
El incumplimiento de estas normativas puede dar lugar a sanciones graves. En 2024, se emitieron un total de 1200 millones de euros en multas. Por lo tanto, el cumplimiento normativo no debe considerarse simplemente como un requisito que hay que cumplir, sino como un motor de mejora continua en las prácticas de seguridad de los datos.
El panorama de la protección de datos cambia continuamente. Las tendencias actuales incluyen:
La inteligencia artificial (IA) mejora la capacidad de los sistemas de seguridad de datos para detectar anomalías, automatizar respuestas y analizar grandes conjuntos de datos rápidamente. Los algoritmos automatizados admiten todo, desde la clasificación hasta la corrección, lo que reduce el esfuerzo manual.
A medida que las organizaciones adoptan estrategias que dan prioridad a la nube, crece la necesidad de contar con políticas coherentes en todos los proveedores. Los entornos en la nube deben asegurarse con una visibilidad unificada, controles automatizados y una sólida gestión de claves.
Aunque aún es emergente, la computación cuántica plantea tanto una amenaza como una oportunidad. Los algoritmos de cifrado tradicionales pueden volverse vulnerables a los ataques cuánticos, lo que impulsa la innovación en la criptografía poscuántica.
Los entornos descentralizados y dinámicos están empujando a las organizaciones a adoptar arquitecturas en las que la identidad, el contexto y la aplicación de las políticas sigan los datos, no el perímetro.
Los modelos de seguridad zero trust asumen que ningún usuario o sistema es intrínsecamente fiable. El acceso se verifica continuamente y los permisos se aplican dinámicamente en función del nivel de riesgo.
En última instancia, una seguridad de datos eficaz requiere una combinación de estrategia, tecnología y cultura organizacional. Desde la protección de endpoints y el cifrado de datos hasta la alineación con las regulaciones globales de privacidad, las organizaciones que integran prácticas de seguridad de datos en su tejido digital están mejor equipadas para responder a las amenazas y generar confianza en el mundo basado en datos de hoy.