Un sello distintivo de la Web 2.0 (y más allá), la operabilidad cooperativa entre aplicaciones permite que varias aplicaciones y servicios web extraiga datos de dentro de sus respetados ecosistemas virtuales amurallados, lo que permite una funcionalidad expandida masivamente de todo tipo de aplicaciones, desde la incorporación de publicaciones de redes sociales en artículos de noticias hasta compartir análisis críticos de sistemas en paneles operativos avanzados.
Conocidos como interfaces de programación de aplicaciones (API), estos sistemas están diseñados para facilitar la comunicación entre programas, y la criptografía garantiza que estos datos confidenciales permanezcan protegidos contra escuchas o manipulaciones intrusivas, lo que garantiza que solo las partes autorizadas puedan acceder a la información. Las claves y tokens de API se emplean a menudo junto con el cifrado para proteger los datos sensibles intercambiados entre aplicaciones, especialmente en situaciones en las que la seguridad es más crítica, como las obras públicas y las infraestructuras.