Considerada uno de los principales focos de atención de la próxima generación, la criptografía de curva elíptica (ECC) es una técnica de cifrado de clave pública basada en la teoría de la curva elíptica que permite crear claves criptográficas más rápidas, pequeñas y eficaces.
Los criptosistemas asimétricos tradicionales, aunque seguros, son difíciles de escalar. Requieren muchos recursos y se vuelven lentos a medida que se aplican a grandes cantidades de datos. Además, los intentos de mejorar la seguridad de los criptosistemas de clave pública para evadir ataques cada vez más poderosos requieren aumentar la longitud de bits de las claves públicas y privadas, lo que ralentiza significativamente el proceso de cifrado y descifrado.
Los criptosistemas de clave pública de primera generación se basan en las funciones matemáticas de multiplicación y factorización, en las que las claves públicas y privadas revelan las funciones matemáticas específicas necesarias tanto para cifrar texto plano como para descifrar texto cifrado. Estas claves se forman multiplicando números primos. ECC utiliza curvas elípticas (ecuaciones que se pueden representar como líneas curvas en un gráfico) para generar claves públicas y privadas basadas en diferentes puntos del gráfico de líneas.
En un mundo en el que dependemos cada vez más de dispositivos con menos potencia de cálculo, como los teléfonos móviles, ECC ofrece una solución elegante basada en las oscuras matemáticas de las curvas elípticas para generar claves más pequeñas que son más difíciles de descifrar.
Los beneficios de ECC sobre los criptosistemas de clave pública anteriores son indiscutibles, y el gobierno de Estados Unidos, Bitcin y el servicio iMessage de Apple ya lo emplean. Si bien los sistemas de primera generación como RSA siguen siendo efectivos para la mayoría de las configuraciones, ECC está a la vista de convertirse en el nuevo estándar de privacidad y seguridad en línea, especialmente a medida que el enorme potencial de la computación cuántica se vislumbra en el horizonte.
Si bien las computadoras cuánticas aún están en las primeras etapas y son difíciles de construir, programar y mantener, el aumento en la potencia de cálculo haría que todos los sistemas de cifrado de clave pública fueran inseguros, ya que, en teoría, una máquina cuántica podría lograr un ataque de fuerza bruta mucho más rápido que las computadoras tradicionales.