Fraude con tarjetas de crédito: uno de los casos de uso más comunes para la detección del fraude. El fraude con tarjeta de crédito se produce cuando un usuario no autorizado obtiene la información de la tarjeta de crédito de otra persona y la utiliza para adquirir bienes o servicios o retirar fondos. A menudo, el usuario autorizado de la tarjeta descubre el robo y se le devuelve el cargo. El comerciante pierde tanto el producto o servicio como el coste de compra, y el banco emisor podría cobrar una comisión por cargo.
Apropiación de cuentas: este tipo de fraude puede ser el resultado de un robo de identidad, piratería o un correo electrónico de phishing exitoso. Un delincuente obtiene las credenciales de inicio de sesión de una cuenta de usuario y utiliza esa cuenta para realizar transacciones fraudulentas. Entre los objetivos figuran cuentas bancarias, comercios en línea, proveedores de servicios de pago, servicios gubernamentales y sitios de apuestas en línea.
Fraude de pago: término general para las transacciones fraudulentas que se realizaron utilizando información de pago robada o falsificada. Los estafadores pueden utilizar cheques falsos, transferencias electrónicas de fondos secuestradas, información robada de tarjetas de crédito o cuentas de usuario falsas para cometer fraudes en los pagos.
Blanqueo de dinero: el blanqueo de dinero es el proceso de "lavar" fondos obtenidos ilegalmente para que puedan utilizarse con fines legítimos, sin forma de rastrear los fondos hasta su origen delictivo. Los estafadores suelen utilizar el blanqueo de dinero para ocultar el dinero que han robado de transacciones fraudulentas.
Fraude interno: cualquier persona dentro de una organización que esté familiarizada con sus sistemas de TI, procesos, datos y protocolos de seguridad podría ser una amenaza interna. Los empleados, contratistas, Business Partners y proveedores podrían cometer fraudes internos para obtener beneficios monetarios o robar propiedad intelectual.