La sustentabilidad es la ambición a largo plazo de que las personas coexistan en la Tierra sin agotar sus recursos naturales. El objetivo es crear un futuro más sustentable tanto para las personas como para el planeta.
Si bien la vida sostenible y las prácticas sostenibles se remontan a las primeras civilizaciones, el concepto y la terminología en sí son relativamente recientes. Por lo tanto, se debaten muchos aspectos, desde la definición de sustentabilidad hasta su medición y validez.
La magnitud del cambio climático y su impacto, tanto en los ecosistemas globales como en las comunidades locales, se ha convertido en una preocupación creciente en los últimos años.
Los problemas ambientales crecientes, el agotamiento de los recursos naturales y las demandas cada vez mayores de nuestro suministro de energía y alimentos están creando una crisis existencial para las personas y para las empresas, que están experimentando una creciente disrupción en todas sus operaciones y cadenas de suministro.
Pero la amenaza del cambio climático, junto con la idea de proteger el medio ambiente y la intención de abordar los problemas medioambientales se remontan a siglos atrás. Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XIX, a medida que aumentaba la preocupación por la revolución industrial, cuando comenzó a despertar el activismo público.
A mediados del siglo XX, en 1969, la Agencia de Protección del Medio Ambiente había aprobado la Ley Nacional de Protección del Medio Ambiente, que comprometió a Estados Unidos con las prácticas sustentables.1 La ley declaró como política nacional la "creación y el mantenimiento de condiciones bajo las cuales los humanos y la naturaleza puedan existir en armonía productiva, que permitan cumplir con las demandas sociales y económicas, entre otras, de las generaciones actuales y futuras".
.Más adelante en el siglo, el concepto de sustentabilidad fue ampliamente popularizado por la Comisión Brundtland, una subdivisión de las Naciones Unidas que buscaba unificar países a través de la búsqueda de la sustentabilidad. En 1987, la Comisión Brundtland publicó “Nuestro Futuro Común”, un informe que definía “desarrollo sostenible” como “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.2
.Desde entonces, los términos "sustentabilidad" y "desarrollo sostenible" se han utilizado de manera indistinta a pesar de las pequeñas diferencias. Puede utilizar la metáfora de "recorrido y destino": la sustentabilidad es el objetivo o destino a largo plazo, mientras que el desarrollo sostenible es el camino, o el recorrido, para lograrlo.
En el año 2000, las Naciones Unidas organizaron en Nueva York la Cumbre del Milenio que reunió a líderes mundiales para debatir sobre la evolución de su papel en el nuevo milenio. Tras la cumbre, se crearon los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), en los que se esbozan ocho objetivos de desarrollo internacional que debían alcanzarse para 2015. Los ODM abarcaron una diversidad de temas, desde la erradicación de la pobreza extrema y el hambre hasta garantizar la sustentabilidad ambiental.
En 2016, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) sustituyeron a los Objetivos de Desarrollo del Milenio y trazaron diecisiete metas de sustentabilidad. Los ODS establecen una agenda mundial para el desarrollo sostenible con la esperanza de mejorar la calidad de vida de las personas y lograr un futuro más sostenible para 2030. Lo que distingue a los ODS de los ODM es que tienen un alcance más amplio y están más alineados con las tres dimensiones de la sustentabilidad.
En general, los expertos coinciden en que existen tres dimensiones o pilares para la sustentabilidad: ambiental, social y económica.
Habitualmente, las conversaciones sobre sustentabilidad aluden a la dimensión ambiental y se centran en contrarrestar problemas ambientales como el cambio climático, las emisiones de gases de efecto invernadero y la disminución de la biodiversidad, entre otros asuntos. Una forma de combatir estos problemas colectivamente es dejar de lado los recursos finitos, por ejemplo los combustibles fósiles, y adoptar fuentes de energía renovables con emisiones cero. Es una táctica que muchas organizaciones despliegan en su camino para lograr las emisiones cero neto.
La sustentabilidad social aún no está tan claramente definida. Algunos académicos dicen que abarca toda la actividad humana y que todos los dominios de la sustentabilidad se convierten en un componente social. Se considera que una sociedad es sostenible cuando las personas no enfrentan obstáculos estructurales como el género, la riqueza y la desigualdad racial y, en su lugar, se prioriza la equidad social. Eso significa que los ciudadanos tienen acceso a la salud, vivienda y otros medios de desarrollo social. En definitiva, la sustentabilidad social reconoce que el bienestar de todas las personas determina la longevidad, eficacia y sustentabilidad de una sociedad.
La sustentabilidad económica se centra en que las empresas sean sostenibles (es decir, rentables). A veces, puede parecer que la sustentabilidad económica esté reñida con la sustentabilidad medioambiental, de donde procede el concepto de sustentabilidad débil y fuerte. La sustentabilidad débil alude a la idea de que la tecnología creada por el ser humano puede sustituir a los sistemas naturales. Por ejemplo, la idea de que la tecnología de captura de carbono podría ser más efectiva que la capacidad de un árbol para convertir el CO2 en oxígeno. Por otro lado, una fuerte sustentabilidad sugiere que los sistemas naturales están mejor equipados para salvaguardar el medio ambiente. Por lo tanto, la tecnología debe ceder a estos sistemas ya que el desarrollo económico no puede sustituir a la naturaleza. En cualquiera de los dos casos, la fórmula para la sustentabilidad económica radica en el equilibrio entre las ganancias y el planeta.
En la actualidad, los ODS actúan como marco de orientación para los países en materia de desarrollo sostenible, aunque han sido criticados por ser demasiado amplios, ambiciosos y difíciles de controlar. Los críticos han afirmado que algunos objetivos son solo una solución a corto plazo y requieren sacrificios (por ejemplo, acabar con el hambre a costa de la sustentabilidad ambiental). Otros han observado sinergias entre los objetivos, prestando apoyo a la idea de que crear un futuro sostenible requiere un enfoque más integral que considere todas las dimensiones de la sustentabilidad.
En 2019, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sustentable (SDSN), una organización sin fines de lucro lanzada por la ONU, publicó un documento titulado "Six Transformations to Achieve the Sustainable Development Goals (SDG)." El objetivo era proporcionar un enfoque político sistémico para alcanzar cada ODS, delineando las seis transformaciones que deben concretarse.
Más allá de los ODS, hay varias prácticas sostenibles que las personas pueden implementar en sus vidas cotidianas, como reducir el desperdicio de alimentos, adoptar fuentes de energía renovable y reducir su huella de carbono. La expresión “reducir, reutilizar, reciclar” aparece a menudo cuando se habla de sustentabilidad en el contexto cotidiano.
Para las empresas, se han establecido varios organismos reguladores con el fin de establecer normas y proporcionar orientación para que las empresas puedan equilibrar el crecimiento económico con la protección ambiental y el bien social. Un ejemplo es el Sustainability Accounting Standards Board (SASB) [Consejo de normas contables de sustentabilidad], una organización sin fines de lucro que establece y mantiene normas específicas de la industria para ayudar a guiar la divulgación de información de sustentabilidad por parte de las empresas a inversores, entre otros stakeholders financieros.
Del mismo modo, el International Sustainability Standards Board (ISSB) [Consejo internacional de normas de sustentabilidad] ha desarrollado estándares de informes específicos de la industria para la sustentabilidad, de modo que las empresas tengan una base global integral para la divulgación de la sustentabilidad. Tanto el SASB como el ISSB desempeñan un papel crucial en el escenario empresarial actual, ya que los stakeholders exigen más transparencia en las iniciativas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) de las empresas.
La sustentabilidad en los negocios se refiere a la estrategia de una empresa para reducir o evitar el impacto ambiental y social negativo resultante de sus operaciones. Las prácticas de sustentabilidad de una organización suelen analizarse en función de parámetros ESG que se comparten con el público a través de los informes ESG. La forma en que una empresa elige estructurar sus informes ESG depende de factores como la ubicación geográfica y el sector industrial, por lo que existen múltiples directrices sobre informes ESG.
Las empresas sostenibles reconocen tanto los desafíos como las oportunidades que surgen a partir de la adopción de prácticas empresariales sostenibles. Y aunque no existe un enfoque único para reducir las emisiones de carbono o reinventar una cadena de suministro, hay ejemplos claros de lo que las empresas pueden hacer para construir un futuro más sostenible.
Por ejemplo, las organizaciones pueden mejorar su eficiencia energética desplegando prácticas de gestión de energía y utilizando fuentes de energía alternativas. Las organizaciones también pueden buscar prácticas inteligentes de gestión de activos, por ejemplo, si eligen implementar infraestructura y equipamiento que produzcan menos emisiones de GEI. Al hacerlo, con frecuencia pueden ahorrar dinero y reducir su impacto climático. Además, las empresas que crean cadenas de suministro eficientes e inteligentes pueden estar mejor equipadas para potenciar una economía circular, fomentar la reutilización, reducir los residuos, promover el consumo sostenible y proteger los recursos naturales.
Muchas organizaciones están dando cuenta de que no necesitan sacrificar sus resultados finales para convertirse en un negocio sostenible. De hecho, algunos están viendo mayores márgenes a través del desarrollo sostenible. A través de la lente de la protección del medio ambiente y el bien social, estas empresas están evaluando los riesgos y aumentando la resiliencia, al tiempo que tienen en cuenta las regulaciones externas y los objetivos de desarrollo en su toma de decisiones.
Más específicamente, la directiva sobre información corporativa en materia de sustentabilidad (CSRD) es una legislación de la Unión Europea que exige a las empresas informar sobre el impacto ambiental y sostenible de sus actividades comerciales, así como sobre sus iniciativas ESG. El reglamento sobre divulgación de información relativa a la sustentabilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR) tiene como objetivo hacer lo mismo mediante la estandarización de los informes de las métricas ESG.
1 Aprende sobre Sustentabilidad, Agencia de Protección Ambiental, 16 octubre 2023
2 Nuestro futuro común, Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, octubre de 1987