La nube distribuida es un servicio de computación en la nube que le permite ejecutar una infraestructura de nube pública en varias ubicaciones —los centros de datos de su proveedor de nube, los centros de datos de otros proveedores de nube, centros de datos o centros de colocación de terceros y ubicaciones locales— y gestionarlo todo desde un único plano de control.
Con esta distribución de los servicios de nube pública dirigida y gestionada de forma centralizada, su empresa puede desplegar y ejecutar aplicaciones o componentes de aplicaciones individuales en la combinación de ubicaciones y entornos de nube que mejor se adapte a sus requisitos de rendimiento o conformidad con la normativa, por ejemplo. La nube distribuida resuelve las incoherencias operativas y de gestión que pueden ocurrir en los entornos de nube híbrida o multinube.
No obstante, lo más importante quizá sea que la nube distribuida proporciona la base ideal para la computación periférica, que consiste en ejecutar los servidores y las aplicaciones más cerca de donde se crean los datos.
La demanda de nube distribuida y computación periférica se basa principalmente en el Internet de la cosas (IoT), la inteligencia artificial (IA), las telecomunicaciones (empresas de telecomunicaciones) y otras aplicaciones que necesitan procesar ingentes cantidades de datos en tiempo real, pero la nube distribuida también está sirviendo a las empresas para superar los retos de conformidad con las normativas gubernamentales o específicas del sector en materia de privacidad de datos, y, más recientemente, para proporcionar servicios de TI a empleados y usuarios finales que se han redistribuido a causa de la pandemia de la COVID-19.
Es posible que haya oído hablar de la informática distribuida, en la que los componentes de aplicación están dispersos a través de diferentes sistemas en red y se comunican entre sí a través de mensajería o API, con el objetivo de mejorar el rendimiento global de las aplicaciones o maximizar la eficiencia informática.
La nube distribuida va mucho más allá y distribuye toda la pila de cálculo completa de un proveedor de nube pública allá donde el cliente necesite: de forma local, en el propio centro de datos o nube privada del cliente, o de forma externa, en uno o varios centros de datos de nube pública, que pueden o no pertenecer al proveedor de nube.
En efecto, la nube distribuida amplía la nube centralizada del proveedor con satélites de micronube distribuidos geográficamente. El proveedor de nube conserva el control central sobre las operaciones, las actualizaciones, el gobierno, la seguridad y la fiabilidad de toda la infraestructura distribuida, y el cliente accede a todo —los servicios de nube centralizada y los satélites de cualquier ubicación— como si fuese una única nube, y lo gestiona todo desde un único plano de control. De esta manera, y en palabras del analista del sector Gartner, la nube distribuida corrige los fallos de la nube híbrida y la multinube híbrida.
La computación periférica se refiere a ubicar y ejecutar las cargas de trabajo de las aplicaciones lo más cerca posible físicamente de donde se crean los datos; por ejemplo, donde los usuarios interactúan con dispositivos como teléfonos móviles o lectores de códigos de barras, o donde los dispositivos de IoT, como cámaras de seguridad o sensores de máquinas, recopilan y generan datos.
En términos sencillos, la computación periférica le permite "llevar las matemáticas a los datos": aplicar el cálculo allá donde se crean los datos, en lugar de mover los datos a un centro de datos de nube centralizada para procesarlos y luego de vuelta a donde se necesitan las respuestas para facilitar las decisiones o procesar la automatización. En consecuencia, la computación periférica cada vez se considera más esencial para las aplicaciones que procesan volúmenes ingentes de datos a altas velocidades o en tiempo real, cuando la baja latencia es fundamental.
Se puede implementar computación periférica sin una arquitectura de nube distribuida, pero la nube distribuida facilita en gran medida el despliegue y la gestión de las aplicaciones.
Imagine que ejecuta varias plantas de fabricación, cada una con su propio servidor periférico alojado en diferentes proveedores de servicio de nube, procesando datos generados por miles de sensores. Con una nube distribuida, puede controlarlo y gestionarlo todo, como el despliegue y la gestión de clústeres de Kubernetes, las actualizaciones de seguridad o la supervisión del rendimiento desde un único plano de control, un panel de control y un conjunto de herramientas de una nube. Sin la nube distribuida, estas tareas y herramientas podrían variar en función de la ubicación del servidor periférico.
La nube distribuida y la computación periférica lo admiten todo, desde una gestión multinube simplificada, una mejor escalabilidad y más velocidad de desarrollo hasta el despliegue de aplicaciones y funcionalidades de última generación que sirven para automatizar y facilitar la toma de decisiones.
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Integre servicios de nube pública, servicios de nube privada e infraestructura local en un único entorno de informática distribuida utilizando la nube híbrida.
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