Las organizaciones utilizan la supervisión de sitios web para ayudar a reducir o evitar problemas como el tiempo de inactividad, la latencia y las violaciones de seguridad. Un sitio web rápido y accesible contribuye a una experiencia del usuario final más fluida, mientras que los sitios y servicios lentos o que no responden pueden generar una mala experiencia del cliente. Las malas experiencias en el sitio web debilitan la reputación de la marca de una organización y pueden afectar significativamente sus resultados.
El monitoreo de sitios web, también conocido como supervisión del rendimiento del sitio web, es cada vez más vital a medida que las organizaciones atienden a más clientes a través de sus sitios web. Idealmente, estas prácticas se extienden más allá del monitoreo a la observabilidad o la capacidad de medir el estado interno de un sistema en función de sus salidas.
Las funciones de los sitios web se han vuelto más complejas con la aparición de nuevas tecnologías. Por ejemplo, muchas organizaciones ahora utilizan aprendizaje automático y otras herramientas de IA para atender a los clientes, y API para interactuar e incorporar contenido de fuentes externas. Esta mayor complejidad significa que hay más áreas en las que las cosas pueden salir mal y el impacto de los problemas puede ser mayor.
Además, los ataques de ciberseguridad están en aumento, creando más obstáculos potenciales para las organizaciones. Las organizaciones modernas necesitan visibilidad en tiempo real del rendimiento de su sitio web para garantizar que puedan atender a los clientes con una experiencia rápida y segura. La visibilidad profunda también permite la resolución adecuada de incidentes y problemas antes de que crezcan y tengan un impacto más sustancial.