A medida que aumenta el número de empresas que trabajan en entornos de nube y dependen de un número creciente de aplicaciones, resulta esencial disponer de una serie de herramientas, estrategias y tecnologías para gestionar el correspondiente incremento de datos, sistemas y cargas de trabajo y mantener el control de los recursos de cloud computing.
Las estrategias de gestión de la nube proporcionan una forma eficaz y escalable de obtener visibilidad en todos los entornos con conocimientos clave sobre el rendimiento, los costes, la conformidad y la seguridad de los servicios cloud.
Las aplicaciones suelen estar alojadas en diferentes entornos de nube, como:
Nube pública: un tipo de entorno de nube en el que un proveedor de servicios externo asume la responsabilidad de la infraestructura y los servicios en la nube.
Nube privada: una infraestructura de nube suele estar alojada en el entorno local, con un proveedor de servicios en la nube dedicado o en un servidor de terceros que funciona exclusivamente para una empresa.
Nube híbrida: una infraestructura de nube que utiliza entornos de nube pública y privada.
Multinube: estos entornos utilizan servicios cloud de más de un proveedor de servicios en la nube.
El uso de varios servicios en la nube crea fuentes de datos dispares que, si no se gestionan, pueden llevar a las organizaciones a pagar por recursos en la nube innecesarios y exponerlas a riesgos de seguridad como las vulneraciones de datos.
La gestión de la nube ayuda a minimizar estos riesgos proporcionando visibilidad sobre el uso de la nube, la asignación de recursos, la seguridad de la nube y todos los datos relevantes basados en la nube a través de portales de autoservicio. Una sólida práctica de gestión de la nube que incluya plataformas centralizadas para la monitorización de la infraestructura de la nube ayuda a los departamentos de TI a desarrollar entornos de nube seguros y rentables y a mantener el funcionamiento eficaz de las aplicaciones.