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Pronóstico de carga
Publicación: 21 de marzo de 2024
Colaboradores: Amanda McGrath, Alexandra Jonker
La previsión de carga es el proceso de predecir cuánta electricidad se necesitará en un momento dado y cómo afectará esa demanda a la red de servicios públicos. Se utiliza para garantizar que se dispone de energía suficiente para satisfacer las necesidades de consumo, evitando al mismo tiempo el despilfarro y la ineficacia.
La previsión de carga eléctrica es clave para la planificación operativa de los sistemas de energía y crucial para evitar cortes. Las previsiones de carga eléctrica pueden ser a corto plazo (con horas o días de anticipación) o a largo plazo (con meses o años de anticipación). La precisión de estas previsiones repercute directamente en el costo y la fiabilidad de todo el sistema eléctrico. La previsión de carga es también un componente de una previsión energética más amplia, que incluye predicciones sobre la disponibilidad y el precio de combustibles como el petróleo y el gas, así como de fuentes de energía renovable.
En esta publicación, nos propusimos brindarle pautas para ayudarle con su enfoque de los informes ESG.
Una previsión de carga precisa garantiza que haya suficiente suministro eléctrico para satisfacer la demanda en cualquier momento, manteniendo así el equilibrio y la estabilidad de la red eléctrica. Esa fiabilidad conlleva una mayor eficiencia, así como un ahorro de costos. La previsión de carga permite a las empresas eléctricas gestionar mejor sus recursos mediante programas de respuesta a la demanda, que modifican el uso incentivando a los consumidores para que reduzcan su consumo de electricidad en las horas de mayor consumo. Y este tipo de previsión de la demanda puede ayudar a las empresas de servicios públicos a evitar los sobrecostos asociados a la producción excesiva o insuficiente de electricidad.
Los datos de previsión de carga también pueden utilizarse en decisiones de planificación estratégica como la ampliación de la capacidad, el desarrollo de infraestructuras y la programación del mantenimiento. Por ejemplo, estos datos pueden poner de relieve la ubicación óptima de nuevas centrales eléctricas o líneas de transmisión, garantizando que se pueda satisfacer la demanda futura. En los mercados eléctricos liberalizados, los datos de previsión de carga también pueden ayudar a los participantes en el mercado a realizar estrategias de licitación fundamentadas, gestionar los contratos energéticos y mitigar los riesgos.
Existen varios métodos utilizados en la previsión de carga, cada uno de los cuales analiza los datos históricos de la misma y otros datos relevantes para generar previsiones para distintos horizontes temporales.
Abarca un periodo de hasta una semana y se basa en gran medida en las previsiones meteorológicas y los datos de carga recientes. La previsión de carga a corto plazo, incluidas las predicciones para el día siguiente, es especialmente importante para administrar la red eléctrica en tiempo real, ya que permite a los operadores del sistema tomar decisiones en el momento sobre cuánta energía generar y hacia dónde dirigirla. La precisión es crucial en este contexto, ya que incluso pequeños errores en la previsión pueden provocar el despilfarro de energía o la sobrecarga de las líneas eléctricas.
Su alcance oscila entre una semana y un año y se utiliza para la programación del mantenimiento y la gestión de las reservas de combustible. Tiene en cuenta las variaciones estacionales del consumo eléctrico, así como los cortes planificados.
Suele abarcar un periodo de más de un año y tiene en cuenta factores como los cambios demográficos, el crecimiento económico y las repercusiones de la política energética. La previsión de carga a largo plazo se centra en la planificación y optimización del sistema, ayudando a las empresas de servicios públicos a tomar decisiones sobre dónde invertir en nuevas capacidades de generación de energía y cómo equilibrar las distintas fuentes energéticas, como las energías renovables y los combustibles fósiles tradicionales.
Los métodos de previsión de carga comienzan con la recopilación de datos históricos sobre la misma. Esto incluye datos de los muchos factores que pueden afectar al uso de la electricidad, como los datos meteorológicos (temperatura, humedad, velocidad del viento), la hora del día, las variables del calendario (estaciones, días festivos, días laborables frente a fines de semana) y los factores demográficos (densidad de población, actividad económica). La previsión de carga tiene en cuenta todos estos conjuntos de datos para crear una imagen completa de la demanda de energía.
Una vez recopilados los datos, se desarrolla un modelo de previsión. Algunos ejemplos de modelos utilizados para la previsión de carga son:
El modelo de previsión se entrena utilizando una parte de los datos históricos y se somete a pruebas de validación. Para evaluar la precisión de las previsiones se utilizan parámetros como el error porcentual absoluto promedio (MAPE).
Una vez validado y afinado el modelo, puede generar previsiones de carga futuras. Estas previsiones se pueden utilizar para la planificación operativa, la gestión de la energía y otras actividades de toma de decisiones. Se trata de un proceso continuo y adaptativo: a medida que se dispone de nuevos datos, los modelos suelen requerir actualizaciones o un reentrenamiento para seguir siendo precisos.
La previsión de carga puede ser valiosa, pero tiene sus limitaciones. Uno de los principales problemas es la creciente complejidad de la red eléctrica, que ahora incluye recursos energéticos distribuidos (DER) como paneles solares y vehículos eléctricos. Estos recursos pueden ser difíciles de predecir e integrar en los modelos de previsión de carga, lo que requiere nuevas metodologías y características de entrada.
Otro desafío es la necesidad de realizar pronósticos meteorológicos precisos, ya que las condiciones climáticas pueden tener un impacto significativo en la demanda de energía. Las mejoras en la tecnología de predicción meteorológica han ayudado a abordar este problema, pero todavía hay margen de mejora.
Al permitir operaciones más eficientes, flexibles e inteligentes del sistema de energía, la previsión de carga es una herramienta de sustentabilidad crítica. Puede contribuir a la misma de varias maneras:
Una previsión de carga precisa es esencial para integrar en la red fuentes de energía renovables como la eólica y la solar. Estas fuentes son intermitentes, lo que significa que su salida depende de las condiciones meteorológicas y de la hora del día. Al predecir con exactitud la demanda de electricidad, las empresas de servicios públicos pueden planificar mejor las fluctuaciones y maximizar el uso. Esto puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en general al minimizar la dependencia de la generación de energía basada en combustibles fósiles.
Unas previsiones precisas permiten a las compañías eléctricas operar sus sistemas de distribución de forma más eficiente, basándose en la potencia diaria u horaria, lo que reduce el despilfarro de energía y optimiza el suministro energético global. Por ejemplo, las empresas pueden utilizar la información para programar el mantenimiento u otros tiempos de inactividad para los periodos de menor demanda.
Estos programas incentivan a la gente para que reduzca o cambie su consumo de energía durante las horas de máximo consumo, lo que ayuda a equilibrar la oferta y la demanda sin necesidad de poner en línea fuentes de generación adicionales, potencialmente menos sustentables.
Una previsión de carga precisa es crucial para unas redes más inteligentes y flexibles, y para los futuros sistemas energéticos. Hará posibles estrategias de gestión de la red más sofisticadas que puedan adaptarse a los recursos energéticos distribuidos, los vehículos eléctricos y otras nuevas tecnologías.
Los avances tecnológicos, particularmente en el aprendizaje automático y la inteligencia artificial, han mejorado considerablemente las capacidades de previsión de carga. Estas tecnologías pueden gestionar grandes conjuntos de datos, aprender de los patrones históricos y adaptarse a las nuevas tendencias, lo que mejora la precisión general de las previsiones.
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