Publicado: 23 de enero de 2024
Colaboradores: Alexandra Jonker
El abastecimiento ético garantiza que los proveedores cumplan con ciertos estándares éticos, como mantener prácticas laborales justas, tener un impacto social positivo y practicar la sustentabilidad ambiental. La implementación de un abastecimiento ético a menudo requiere que las organizaciones establezcan políticas de abastecimiento estandarizadas y actúen con la debida diligencia con los posibles proveedores.
Abastecimiento es el proceso de identificar, evaluar y seleccionar proveedores que proporcionen materias primas y servicios. Es uno de los primeros pasos de la gestión de la cadena de suministro, es decir, del manejo de todo el flujo de producción de un bien o servicio. El término “abastecimiento”, a menudo utilizado de manera intercambiable con el término “aprovisionamiento”, es un proceso por separado de la cadena de suministro dentro del departamento de aprovisionamiento. Debido a su interconexión, las estrategias de abastecimiento y aprovisionamiento suelen compartir objetivos y métricas similares, entre ellos, consideraciones éticas.
El abastecimiento ético es fundamental para el concepto de responsabilidad social corporativa (RSC) o la idea de que las empresas deben operar de acuerdo con los principios y las políticas que tienen un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. También es esencial para las organizaciones que siguen el marco de la “triple cuenta de resultados”, que indica que los resultados empresariales no deben medirse únicamente por la cuenta de resultados financieros. En su lugar, también se debe considerar el bienestar de las personas y del planeta.
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El abastecimiento responsable es el proceso de considerar los impactos sociales, económicos y medioambientales de todas las actividades de abastecimiento y de los proveedores. Las organizaciones que practican el abastecimiento responsable asumen la responsabilidad de lo que sucede en el ciclo de vida del producto, desde las emisiones de carbono hasta los derechos de los trabajadores.
En el abastecimiento sostenible y el aprovisionamiento sostenible, se pone un mayor énfasis en los impactos ambientales de los proveedores y vendedores. Estos procesos entran en la categoría general de abastecimiento responsable. Lo mismo ocurre con el abastecimiento ético, que abarca los impactos ambientales y sociales de toda la cadena de suministro.
Aún no existe un conjunto universal y codificado de estándares para el abastecimiento ético; es posible que quienes lo practican tengan una amplia gama de consideraciones éticas. Sin embargo, existen algunas leyes y políticas legislativas que abordan el abastecimiento ético. Por ejemplo, la Ley sobre esclavitud moderna del Reino Unido, la Ley de transparencia en las cadenas de suministro de california y los Planes de acción nacionales (NAP, sigla en inglés de National Action Plans) sobre empresas y derechos humanos en varios continentes, incluidos América del Sur, Europa, África y Asia.
Es importante tener en cuenta que los proveedores o vendedores pueden afirmar que son éticos en un aspecto (como ser orgánicos y contar con certificación de comercio justo sin crueldad animal), pero pueden no serlo en la totalidad de sus operaciones y cadenas de suministro globales.
En general, un proveedor o vendedor poco ético es aquel que:
Esto incluye proveedores y vendedores que producen altos niveles de emisiones de carbono, contribuyen a la deforestación, maltratan a los animales, gestionan los residuos de manera inadecuada, entre otras cosas.
Los proveedores o vendedores engañosos pueden retener u ocultar deliberadamente información del contrato; mentir a clientes y socios sobre la calidad, el origen o los ingredientes de un producto; o participar en sobornos y en el uso indebido de secretos comerciales.
El incumplimiento de las prácticas laborales justas, incluye, entre otras cosas no pagar un salario justo, emplear la trata de personas o la explotación infantil, así como no brindar condiciones de trabajo adecuadas o seguras.
Aparte de ser favorable para las personas y el planeta, también existen argumentos sólidos sobre los beneficios comerciales tangibles que brinda:
Mantener una política firme de abastecimiento ético puede mejorar la reputación de la marca de una organización. En los últimos años, los clientes han centrado su atención más en el propósito de los productos y las marcas en función de cuán bien se alinean con sus valores. De hecho, ahora representan el segmento de mercado más grande (44 %). Estos consumidores son conocedores y están dispuestos a examinar las prácticas comerciales para garantizar que una marca cumpla sus promesas en áreas como la sustentabilidad y la lucha contra el cambio climático, así como los derechos humanos. Si los consumidores están satisfechos con lo que encuentran, es más probable que elijan esa marca en lugar de la de competidores con precios más económicos.
Un informe del Foro Económico Mundial de 2015 indica que las prácticas éticas de abastecimiento podrían reducir los costos de la cadena de suministro hasta en un 16 %.1 Múltiples prácticas éticas de abastecimiento podrían contribuir a esta disminución, como la reducción de los costos de transporte mediante el abastecimiento local o la reducción de los costos operativos mediante el cambio a fuentes de energía renovables o más eficientes desde el punto de vista energético.
El abastecimiento ético puede ser un peldaño más para acatar la legislación nueva y existente que exige transparencia en torno al impacto de las iniciativas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) de una organización. Por ejemplo, la directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD, sigla en inglés de Corporate Sustainability Reporting Directive ) de la Unión Europea exige que las empresas divulguen su proceso de debida diligencia para identificar y mitigar los impactos sociales y ambientales en sus cadenas de valor y cadenas de suministro.
Dado que no existen normas o códigos oficiales que guíen las prácticas de abastecimiento ético, la forma en que una organización crea su propio programa de abastecimiento ético es única. Sin embargo, muchas organizaciones comienzan estableciendo un proceso de investigación consolidado y luego mantienen sus estándares con auditorías continuas.
Para desarrollar un proceso de investigación, es posible que las organizaciones busquen entre la competencia ejemplos de políticas éticas, códigos de conducta y mejores prácticas similares. Luego, las empresas pueden usar esta información, así como sus propias políticas actuales en torno a prácticas como la sustentabilidad, para crear criterios para evaluar a los posibles proveedores. Si no cuentan con ellas, las organizaciones pueden consultar políticas externas acreditadas, como los Principios rectores de las Naciones Unidas sobre las empresas y los derechos humanos. Luego, pueden incorporar estas normas, y cómo se abordará el incumplimiento, en los contratos con los proveedores.
Las organizaciones deben estar preparadas para la posibilidad de que un proveedor pueda participar en prácticas poco éticas en cualquier momento, independientemente de su desempeño anterior. Por lo tanto, pueden optar por monitorear las prácticas de los proveedores durante la vigencia de un contrato. Las auditorías continuas garantizan el cumplimiento de los acuerdos contractuales en torno a la ética y permiten que las organizaciones identifiquen áreas de mejora, establezcan objetivos e inicien acciones correctivas.
El software de gestión de riesgos de la cadena de suministro (SCRM, sigla en inglés de Supply chain risk management) ayuda a las organizaciones a encontrar proveedores adecuados y a mantener sus políticas de abastecimiento ético. El software de SCRM a menudo proporciona visibilidad de los proveedores en tiempo real e incorpora información y datos confiables de validadores reconocidos por la industria para reducir el riesgo. Algunos ofrecen eficaces capacidades de analytics e inteligencia artificial (IA) para el monitoreo continuo del cumplimiento normativo de los proveedores. El software incluye características tales como:
Cuestionarios, métricas y flujos de trabajo entre diversas industrias que pueden reducir el riesgo, incluidas las amenazas cibernéticas.
La estrategia de gestión de riesgos de los proveedores se integra con conjuntos de datos de terceros autorizados para reducir el riesgo.
La información sobre proveedores y terceros se actualiza automáticamente para todas las partes interesadas.
La automatización garantiza que los datos de evaluación de riesgos de los proveedores estén actualizados con el mercado.
Las capacidades de analytics gestionan la toma de decisiones, la incorporación, los planes de contingencia y los procesos de ciclo de vida, incluida la generación de informes y la gestión de auditorías.
La seguridad, la transparencia y la trazabilidad de los datos de los proveedores reducen el riesgo operativo.
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La CSRD es legislación de la UE que exige que las empresas generen informes sobre el impacto ambiental y social de sus actividades comerciales, así como sobre el impacto comercial de sus iniciativas ESG.
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es la idea de que las empresas deben operar de acuerdo a principios y políticas que tengan un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
La gestión de la cadena de suministro es el manejo de todo el flujo de producción de un bien o servicio, desde los componentes en bruto hasta la entrega del producto final al consumidor.
Notas de pie de página
1 “Beyond Supply Chains Empowering Responsible Value Chains” (enlace externo a ibm.com), Foro Económico Mundial, enero de 2015