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Mitigación de riesgos
Actualizado: 7 de mayo de 2024
Colaboradores: Teaganne finn, Amanda Downie
La mitigación de riesgos es uno de los pasos clave del proceso de gestión de riesgos. Hace referencia a la estrategia de planificación y desarrollo de opciones para reducir las amenazas a los objetivos del proyecto a las que suele enfrentarse una empresa u organización.
La mitigación de riesgos es la creación de las técnicas y estrategias utilizadas para minimizar los niveles de riesgo y reducirlos a niveles tolerables. Al tomar medidas para anular las amenazas y los desastres, una organización se encontrará en una posición fuerte para eliminar y limitar los contratiempos.
El objetivo de la reducción de riesgos no es eliminar las amenazas. Más bien se centra en planificar las catástrofes inevitables y mitigar su impacto en la continuidad del negocio. Entre los distintos tipos de riesgos potenciales figuran los ciberataques, catástrofes naturales como tornados o huracanes, la incertidumbre financiera, las responsabilidades legales, los errores de gestión estratégica y los accidentes.
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Cuando se producen casos de riesgo comunes, las circunstancias pueden convertirlos en perjudiciales para una organización. Si una organización no está preparada para hacer frente al problema, un problema menor puede convertirse en algo catastrófico, dejando a la empresa con una importante carga financiera. En el peor de los casos, puede que la empresa tenga que cerrar.
La mejor manera de evitar que esto ocurra es contar con un plan de mitigación de riesgos. Si se produce un suceso, la organización cuenta con planes de contingencia para mitigar los daños que pueda sufrir. La mitigación de riesgos se centra en la inevitabilidad de algunas catástrofes y suele utilizarse cuando la amenaza es ineludible. El objetivo del plan de mitigación de riesgos es prepararse para lo peor y asumir el hecho de que pueden producirse una o varias de las catástrofes enumeradas. Una vez que se ha tomado conciencia de ello, es responsabilidad de la dirección asegurarse de que el plan de mitigación de riesgos está en marcha y preparado para cualquier catástrofe que pueda ocurrir.
A grandes rasgos, la mitigación de riesgos requiere un equipo de personas, procesos y tecnología que permita a una organización evaluar sus riesgos y, a continuación, crear un plan integral para mitigarlos. Un equipo de gestión de proyectos sería la mejor estrategia empresarial para evaluar los riesgos.
El proceso de mitigación de riesgos no es aplicable a todos los casos y no será el mismo de una organización a otra. Sin embargo, hay varios pasos más o menos comunes a la hora de elaborar un plan exhaustivo de mitigación de riesgos. Estos pasos incluyen el reconocimiento de los riesgos recurrentes, la priorización de determinados riesgos y la aplicación y posterior seguimiento del plan establecido.
El primer paso en la mitigación de riesgos es la identificación de riesgos, que es el proceso de comprender qué riesgos están presentes y evaluar la amenaza para la organización, así como la operación y los empleados. Es importante tener en cuenta toda una serie de riesgos empresariales (por ejemplo, los riesgos y las vulneraciones de datos), los riesgos financieros, las catástrofes naturales y otros sucesos de riesgo potencialmente perjudiciales que podrían alterar la organización y el funcionamiento de la empresa.
Una vez establecida la lista de riesgos identificados, el siguiente paso es que el equipo de mitigación de riesgos evalúe cada uno de ellos y los cuantifique. Los niveles de riesgo se establecerán en este paso y a menudo implicarán la comprobación de las medidas, procesos y controles existentes para reducir el impacto del riesgo.
La evaluación de riesgos compara la gravedad de cada riesgo posible y los clasifica en función de su importancia y sus consecuencias. Se trata de un paso fundamental, ya que las organizaciones deben decidir qué riesgos tienen el efecto más perjudicial para la organización y sus trabajadores. Además, en este paso la organización establece un nivel aceptable de riesgo para las distintas áreas. Así se creará un punto de referencia para la empresa y se prepararán los recursos necesarios para la continuidad del negocio.
Los riesgos pueden cambiar, al igual que los niveles de riesgo, en función de diversos factores. La fase de monitorización en el plan de mitigación de riesgos es un paso importante dado que estos riesgos cambian constantemente. Al monitorizar el riesgo, una organización puede determinar cuándo aumenta la gravedad y cuándo disminuye, y actuar en consecuencia. Es importante que la organización disponga de métricas sólidas para hacer un seguimiento de los riesgos. Este seguimiento ayuda a la organización a cumplir las distintas normativas y requisitos de cumplimiento.
Una vez evaluados y priorizados los riesgos, es hora de poner en marcha el plan. Durante este paso, deben ponerse en marcha las medidas apropiadas en toda la organización. Los empleados deben ser informados y formados sobre todos los aspectos del plan de mitigación de riesgos. Deben realizarse pruebas y análisis periódicos con frecuencia para garantizar que el plan está actualizado y cumple la normativa.
Es posible que haya que realizar ajustes, tanto en este paso como en pasos posteriores. Es importante hacer cambios cuando el equipo aprende algo nuevo o cuando hay un cambio en el orden de las prioridades. Una evaluación constante de la estrategia de gestión de riesgos revela los puntos vulnerables y mejora el proceso de toma de decisiones.
Al igual que el proceso de mitigación de riesgos, la estrategia (o enfoque) que utiliza una organización para establecer un plan de mitigación de riesgos varía en función de la organización. Sin embargo, existen técnicas comunes a la hora de abordar el riesgo.
Prevención de riesgos
La estrategia de evitación del riesgo es un método para mitigar el riesgo mediante la adopción de medidas para evitar que se produzca. Este planteamiento puede obligar a la organización a comprometer otros recursos o estrategias. No realizar una inversión o lanzar una nueva línea de productos son ejemplos de este tipo de actividades, ya que evitan el riesgo de pérdidas.
Reducción de riesgos
Este método se aplicaría después de que una organización complete su análisis de mitigación de riesgos y decida tomar medidas para reducir o bien las posibilidades de que se produzca un riesgo, o bien su impacto. No elimina el riesgo, sino que lo acepta y se centra en contener las pérdidas y hacer lo posible para evitar que se extienda. Un ejemplo de ello en el sector sanitario es el seguro de enfermedad que cubre la atención preventiva.
Transferencia de riesgos
La transferencia del riesgo consiste en transferir el riesgo a un tercero, por ejemplo mediante la contratación de una póliza de seguros que cubra determinados riesgos, como daños a la propiedad o lesiones. Esto desplaza el riesgo de la organización a otra persona, a menudo, una aseguradora.
Aceptación del riesgo
Esta estrategia implica aceptar la posibilidad de una recompensa superior al riesgo. No tiene por qué ser permanente, pero durante un periodo determinado puede ser la mejor estrategia para dar prioridad a otros riesgos y amenazas. Es imposible eliminar todos los riesgos y se denomina riesgo residual o "sobrante".
Desarrollar un plan de mitigación de riesgos requiere muchas piezas móviles y coordinación en toda la organización. A continuación se exponen algunas buenas prácticas a la hora de plantear y ejecutar un plan de mitigación de riesgos.
Mantenga informadas a las partes interesadas
Comunicar el riesgo a toda la organización es un aspecto importante de la planificación de la mitigación del riesgo. La comunicación abierta en toda la organización es vital no sólo para la organización, sino también para todos los empleados involucrados. Un riesgo clave con un alto impacto organizativo debe comunicarse claramente y monitorizarse en todos los departamentos.
Establezca una sólida cultura del riesgo
La cultura del riesgo empieza a nivel ejecutivo. La cultura del riesgo son los valores y creencias colectivos en torno al riesgo que tiene un grupo de individuos. Para que una organización cumpla plenamente la normativa, la cultura del riesgo debe provenir de los directivos y la dirección de la empresa y comunicarse con claridad. La importancia de la conformidad debe ser firme desde el principio y estar presente en toda la organización.
Establezca herramientas de gestión de riesgos
Garantice la existencia de controles y métricas sólidas para monitorizar los riesgos. Las herramientas de gestión, como un marco de evaluación de riesgos, pueden ayudar a la monitorización continua. Un RAF funciona controlando qué riesgos son altos y bajos y proporciona informes para las partes interesadas técnicas y no técnicas implicadas.
Evalúe los riesgos de forma periódica
Mantener actualizado el perfil de riesgo de la organización es importante. Los responsables de las organizaciones necesitan los datos e informes más actualizados para tomar decisiones informadas y planes de acción sólidos de cara al futuro para controlar el riesgo.
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