¿Qué es el diseño sostenible?

También llamado diseño verde, diseño respetuoso con el medio ambiente o ecodiseño, el diseño sostenible pretende ofrecer soluciones de diseño a largo plazo que reduzcan el impacto social y medioambiental negativo. Uno de los principales impulsores del diseño sostenible es la urgencia que tiene la sociedad de actuar contra el acelerado cambio climático y proteger el entorno natural para las generaciones futuras. El concepto a menudo implica tres componentes: reducir, reutilizar y reciclar.

Los tres componentes del diseño sostenible son reducir, reutilizar y reciclar.

• Reducir: los diseños sostenibles reducen la cantidad de material nuevo y el consumo de energía necesarios para la producción.
  
  
• Reutilizar: un producto o material reutilizable está diseñado para volver a utilizarse o reutilizarse en otra cosa.
  
  
• Reciclar: al final de su ciclo de vida, un producto o material reciclable puede convertirse en un nuevo producto o biodegradarse.

El creciente interés de la sociedad por mitigar los efectos del cambio climático en la Tierra y su ecología ha hecho que los factores medioambientales, sociales y de gobierno (ESG) sean cada vez más importantes para los accionistas y las partes interesadas de diversas organizaciones.

Para las organizaciones, el logro de los objetivos ESG a menudo incluye iniciativas para reducir los impactos negativos del negocio en el medio ambiente y la sociedad. Integrar la sostenibilidad en la fase de diseño de productos, servicios y edificios puede mejorar la eficiencia energética, elevar la calidad de vida de los habitantes y miembros de la comunidad y reducir los residuos y la contaminación, incluidas las emisiones de carbono.

Reducir las emisiones de carbono y cumplir otros criterios ESG, como lograr cero emisiones netas, también ayuda a alinear a las organizaciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODSNU). Alcanzar estos objetivos puede mejorar las condiciones de vida y satisfacer las necesidades humanas sin comprometer el planeta.

El diseño de edificios sostenibles se denomina arquitectura sostenible. El objetivo de la arquitectura sostenible es minimizar el impacto negativo de un edificio sobre los ecosistemas o los recursos naturales. Los enfoques de arquitectura sostenible tienen en cuenta la producción de los componentes del edificio, el proceso de construcción y los recursos que pueden ser necesarios a lo largo del ciclo de vida del edificio, como el uso de la calefacción y la electricidad.

Por ejemplo, para reducir el impacto ambiental colectivo, los equipos de construcción pueden aprovechar la energía renovable o utilizar materiales sostenibles, mientras que los planes de construcción pueden optimizar la eficiencia energética y la conservación del agua. La arquitectura sostenible requiere la colaboración de todo el equipo del edificio, incluidos diseñadores, arquitectos, ingenieros y los futuros habitantes. La Lista de Comprobación de Diseño Sostenible, disponible en el sitio web de la Administración de Servicios Generales de EE. UU., puede ayudar a los equipos a realizar un seguimiento del cumplimiento de los Principios Rectores 2020 para Edificios Federales Sostenibles por parte de los proyectos de nueva construcción o renovación.¹

Otro factor de la arquitectura sostenible se centra en la creación de un entorno productivo. Esto incluye la selección de la ubicación: incluso si un edificio está diseñado con una huella general más pequeña, si está ubicado en un área lejos de los lugares de trabajo y los servicios, la contaminación causada por las personas que viajan de un lado a otro es un resultado directo del diseño de ese edificio. Un entorno productivo también garantiza la calidad ambiental interior, es decir, hace hincapié en la calidad del aire interior, la acústica, la iluminación natural y las condiciones térmicas para conseguir un espacio interior cómodo y saludable.

El diseño del producto determina el 80 % de las emisiones durante su vida útil^.2 Las prácticas de diseño sostenible integran la sostenibilidad en todo el ciclo de vida del producto, desde la planificación hasta el desmontaje y la fase de fin de vida. El diseño de productos sostenibles también mantiene los materiales en un flujo de valor, lo que se conoce como economía circular.

Un producto fabricado de forma sostenible está construido con componentes de bajo impacto, que no son tóxicos, está hecho de materiales reciclados o se produce de otro modo respetuoso con el medio ambiente. Además de estos beneficios medioambientales, la reducción del uso de materiales y la eficiencia energética asociada al uso de componentes de bajo impacto se traducen en ahorros de costes.

Durante la fabricación, el producto se elabora utilizando energías renovables o procesos energéticamente eficientes. Esto ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, reducir el agotamiento de los recursos y minimizar la contaminación a lo largo de la vida útil del producto.

Cuando el producto está listo para su entrega, las estrategias eficientes de embalaje y logística de la cadena de suministro minimizan las emisiones y los costes de transporte. El uso de envases más ligeros, por ejemplo, reduce el consumo de combustible.

Al final de la vida útil de un producto, el producto es fácil de reutilizar o reciclar. Los productos multicomponentes se fabrican evitando la diversidad de materiales, es decir, hechos de diferentes tipos de materiales, para promover mejor el desmontaje y el reciclaje. Por ejemplo, una botella de agua de plástico con una etiqueta hecha del mismo tipo de plástico es más fácil de reciclar que una botella de plástico con una etiqueta de papel. Esto puede ayudar a una empresa a cumplir o superar la normativa medioambiental, evitar multas, ahorrar en costes de eliminación y aprovechar posibles subvenciones e incentivos medioambientales.

La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, reutilizar, reparar y reciclar materiales durante el mayor tiempo posible. Al ampliar todo el ciclo de vida de los productos, promueve la sostenibilidad, reduce los residuos y minimiza las emisiones de carbono.

El modelo se define en contraste con la economía lineal tradicional, donde las materias primas se extraen del entorno natural y se convierten en productos. La economía lineal es insostenible porque se basa en la obsolescencia programada, lo que significa que un producto se diseña para que tenga una vida útil limitada con el fin de animar a los consumidores a volver a comprarlo. El modelo de economía circular ha sido cada vez más objeto de estudios de casos gubernamentales, académicos y empresariales que demuestran formas de aumentar el consumo sostenible y combatir el calentamiento global.

En un sistema de diseño lineal, los productores no participan en el ciclo de vida del producto de principio a fin y no asumen la responsabilidad de los productos o el embalaje después de la venta. La administración de productos sitúa la sostenibilidad en el centro del proceso de diseño. En este sistema, los productores consideran todo el ciclo de vida del producto, a lo largo de la producción, el uso y la eliminación.

La administración de productos se puede realizar de manera voluntaria, cuando las empresas trabajan para circularizar la producción, como a través de un modelo de sistemas de productos y servicios (PSS). Un modelo PSS satisface las necesidades de los clientes al ofrecer un producto y un servicio juntos, como el uso compartido de bicicletas o automóviles. Dado que un modelo PSS es una mezcla cohesionada de productos y servicios, incentiva a las empresas a diseñar productos duraderos y duraderos. La administración de productos también puede fomentarse a través de políticas gubernamentales. Por ejemplo, la Unión Europea (UE) incentiva un mejor diseño de los productos a través de la Directiva sobre diseño ecológico (Directiva 2009/125/CE), un marco para la regulación de los productos sostenibles.

Hay varias formas en las que las empresas pueden seguir los principios del diseño sostenible:

• Reducir los materiales: las aplicaciones y los servicios tecnológicos pueden reducir la cantidad de material, el uso de energía o los combustibles fósiles que se necesitan durante la producción.

• Implementar un diseño modular: subdividir procesos complejos en módulos simples puede hacer que el proceso de diseño sea más eficiente.

• Diseñar para la longevidad: la integración del conocimiento empresarial, las condiciones del mercado, las capacidades de la empresa y las posibilidades técnicas en los conceptos de diseño puede ampliar la durabilidad y la utilidad de los productos.

• Invertir en simulación: los modelos generados por ordenador y los entornos simulados se pueden utilizar para probar las piezas y los métodos de montaje antes de que comience la producción.

• Diseñar para reciclar: los fabricantes y diseñadores pueden considerar el final de la vida útil de un producto durante la etapa de diseño y desarrollo.

Existen varios estándares y sistemas de calificación para el diseño sostenible. Algunos sistemas de evaluación se utilizan para calificar la arquitectura paisajista, el diseño de interiores o los productos, como Energy Star o C2C Certified (Cradle-to-Cradle). También existen certificaciones de edificios ecológicos, que generalmente se otorgan sobre la base de opciones de diseño y fabricación en entornos construidos.

La certificación de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED) es el programa de construcción ecológica más utilizado en el mundo. Una certificación LEED es el reconocimiento de que un edificio o comunidad ha cumplido determinadas normas de diseño sostenible y eficiencia energética. Los edificios sostenibles que cumplen con los estándares LEED producen menos emisiones de gases de efecto invernadero, utilizan menos energía y recursos renovables, generalmente tienen costes operativos más bajos y brindan una mayor calidad de vida a sus habitantes.

Algunos sistemas de certificación o calificación se otorgan por sí mismos, o los requisitos exactos necesarios para cumplir con los estándares no están fácilmente disponibles para los consumidores. A veces, esto puede conducir al lavado verde, que es el acto de hacer declaraciones falsas o engañosas sobre el impacto ambiental o la huella de carbono de un producto.

Muchas empresas están integrando el diseño sostenible en sus prácticas empresariales: