Edge computing y la gestión de datos

By julio 29, 2020

   

¿Qué tienen en común las plataformas petrolíferas, los automóviles y los teléfonos inteligentes? Puede que no sea obvio, pero de hecho son todos importantes ejemplos de edge computing.

El concepto de edge computing ha evolucionado de manera significativa a lo largo de los últimos cincuenta años. En el pasado, una plataforma de petróleo en el Mar del Norte podría servir como un excelente ejemplo de “edge” de la infraestructura de TI o de la red interna de una organización. El Mar del Norte se encuentra entre el Reino Unido y el norte de Europa y acumula 184 plataformas marinas, el mayor número de cualquier región del mundo.

Debido a que el ancho de banda de red puede ser mínimo y la conectividad intermitente en el mejor de los casos en el remoto y tormentoso Mar del Norte, algunos recursos de computación se encuentran en las propias plataformas, lejos de las sedes de las empresas. Pero no hace falta construir centros de datos completos en el Mar del Norte; es una pérdida de dinero y recursos.

Tradicionalmente, las sucursales, fábricas, locales de operaciones remotas, estaciones de investigación y ambientes similares eran todos ejemplos comunes de lugares periféricos. Pero el advenimiento de las nuevas tecnologías y arquitecturas cómo los dispositivos inteligentes y la Internet de las cosas (IoT) está dando paso a todo un nuevo paradigma de computación de borde. Ahora, los autos, por ejemplo, básicamente se convirtieron en ubicaciones periféricas. Y uno de los objetos más comunes en nuestro planeta hoy en día, el teléfono inteligente, es un dispositivo periférico.

Lo interesante es que la inteligencia artificial (IA) va a impulsar una explosión en la demanda de edge computing. Imagínese cuando un auto ubicado periféricamente sea un vehículo de conducción autónoma (CA) impulsado por IA. Junto a toda la telemetría, los autos ya producen y transmiten a su base de operaciones, cuando el auto cuente con un sistema IA/CA, se espera que los volúmenes de datos alcancen terabytes por vehículo por día y cientos de exabytes entre todas las iniciativas de CA.

Flujos de datos como esos van a sobrecargar la espina dorsal del IoT. Agregue a eso todo el tráfico aumentado y las expectativas amplificadas de los usuarios de dispositivos inteligentes a partir de la implementación de las redes 5G. El ancho de banda puede ampliarse sustancialmente con 5G, pero la demanda y el uso seguramente van a explotar.

Edge computing ofrece una estrategia poderosa para ayudar aliviar futuras congestiones de la red causadas por las nuevas tecnologías como la IA, la IoT y el 5G. ¿Y si los dispositivos periféricos no llamaran a casa? ¿O si al menos llamaran a los vecinos primero? ¿Y si una nueva raza de instalaciones periféricas evolucionara donde funcionaban recursos de computación intermedia para interceptar la mayoría de los flujos de datos en bruto de los vehículos de CA y teléfonos inteligentes, y juegos de realidad aumentada ricos en medios y clientes de entretenimiento?

Tal vez sin ser tan diferentes de las plataformas de petróleo del Mar del Norte o de oficinas remotas, esta nueva raza de instalaciones periféricas de infraestructura de TI proporcionaría los recursos de procesamiento de datos inicial mucho más cerca de cada vehículo de CA, teléfono inteligente o consola de juegos. Los recursos de computación local podrían ayudar a gestionar flujos de tráfico automovilístico u ofrecer datos de realidad aumentada para teléfonos inteligentes, por ejemplo, sin la necesidad de “llamar a casa” a una ubicación centralizada.

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¿Cómo nos beneficiaría? Claramente, se reducirían el tráfico, los posibles embotellamientos y las contenciones. Los datos necesarios para la toma de decisiones comerciales basadas en datos en las sedes corporativas seguirían estando disponibles, solo que no tan apresuradas. Igualmente, es importante el procesamiento local, reduciría los tiempos de respuesta de aplicaciones cercanas de clientes remotos, llevando a mejores experiencias de usuario final. De hecho, el éxito comercial de la implementación del 5G, por ejemplo, puede depender en gran medida en la calidad de las experiencias de usuario final. Cuando las películas se descarguen más rápido, cuando los vehículos autónomos inspiren confianza, cuando los avatares de los juegos se muevan de manera fluida, cuando las apps de compras respondan instantáneamente y los usuarios finales estén mucho más contentos (y compren más).

Pero las versiones de edge computing del siglo XXI no van a suceder por arte de magia, aunque los resultados puedan parecer casi mágicos. Las soluciones de computación de borde continuarán luchando contra algún tipo de desafío como los del Mar del Norte. El costo es siempre una gran preocupación. Y el costo está siempre unido a la eficiencia, que generalmente está asociada a la escalabilidad y a la flexibilidad. El desempeño no puede ser sacrificado. ¿Y quién va a estar ahí, en el borde, gestionando las instalaciones remotas?

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